Tiempo atrás, se dijo de El Progreso que era La Huerta de Guatemala. Surtía de frutas y hortalizas, cultivadas a orillas del Motagua, a todo el país. Hoy en día ya no es así. La posibilidad de que El Progreso vuelva a convertirse en La Huerta de Guatemala, parece estrellarse contra dos conceptos enemigos de la agricultura: cambio climático y corredor seco. Pero todo es posible, aunque «el regreso» tendría que pasar inexcusablemente por la innovación tecnológica y la infraestructura adecuada.
La Huerta de Guatemala
Fuera de algunas extensas plantaciones en la zona de El Jícaro y del departamento de Zacapa, orientadas fundamentalmente a la exportación, la actividad del campo no es ya un medio de vida para las familias, solo un complemento a su economía. Aunque han surgido otros cultivos de éxito últimamente, como el de la sábila y plantas ornamentales.

Agricultura, vital para la supervivencia
Pero después de Covid-19 habrá que replantearse muchas cosas. Se habla de que los mercados volverán a ser más locales, menos globales, por los filtros que se pondrán al tráfico de mercancías, en prevención de nuevas propagaciones de enfermedades infecciosas. Y como dice -en un reportaje en periódico español El Mundo- el catedrático de Fisiología Vegetal de la Universidad San Pablo CEU Javier Gutiérrez: «La agricultura es estratégica y vital para nuestra supervivencia».
No solo cambio climático
Al cambio climático se le achacan prácticamente todas las culpas de este deterioro de la actividad agrícola en el departamento de El Progreso. Pero incluso a la mirada de los más neófitos en la materia, además del tan argumentado cambio climático, es fácil observar algunas deficiencias estructurales.
Esas deficiencias se podrían adivinar fácilmente si hacemos caso al titular del citado artículo del diario El Mundo: “El campo tira de innovación para mantener la despensa llena”.
Corredor Seco en el Valle del Motagua
A veces cuesta mucho entender el concepto corredor seco en una extensa franja de tierra atravesada en gran parte por la cuenca del río Motagua. Zona que, a su vez, discurre paralela a la Sierra de las Minas, famosa por sus bosques nubosos. No se pretende negar el cambio climático, pero es necesario llamar la atención también sobre el desaprovechamiento de los recursos hídricos, por falta de infraestructuras adecuadas.
El primer problema está en la falta de atención sobre el propio río Motagua, cuyas aguas bajan muy contaminadas. De momento no se han podido establecer procesos de depuración que permitan hacer un uso más amplio de las mismas, sin riesgos para la salud humana y animal.

Desertización, mal mundial
Las dificultades en el Corredor Seco de Guatemala no son distintas a los de otros muchos lugares del mundo. En el mismo artículo el profesor Gutiérrez añade: “Uno de los mayores problemas del agro en España y el resto del mundo es la desertización”. A continuación, añade: «Este proceso está muy avanzado y afecta a la mitad sur de España, lo que limita la cantidad de suelo cultivable y empuja a usar otros peores».
Se habla de cambio climático en el Corredor Seco al tiempo que se ensalzan los “milagros” de la agricultura israelí o chilena en zonas desérticas.

Fertilizantes
En el reportaje en cuestión, hablando de la nueva agricultura se introducen expresiones como “enorme desafío”, por la ya comentada desertización, y “líneas de investigación”. En este último apartado se encuadran los fertilizantes y el riego dirigido.
Sobre los abonos, el catedrático indica: «Antes era habitual usar indiscriminadamente fertilizantes químicos en las cosechas. Ahora, multinacionales del sector han girado hacia productos biológicos, orientados al desarrollo de sistemas de producción sostenibles, más costosos que los de síntesis, pero mejores para el medio ambiente y nuestra salud».
Riego dirigido
En cuanto al riego dirigido, en el artículo recoge también las palabras de Juan Carlos Jiménez, de la empresa IG4 Agronomía, sobre esta técnica: «Pocos agricultores se plantean un riego que no sea dirigido y los dispositivos móviles ayudan a aplicar las nuevas técnicas, pues antes esto se gestionaban desde equipos de sobremesa que lo complicaban todo«, argumenta. Granjas verticales, es otra alternativa que se maneja.
Innovación tecnológica
Todo esto lleva a pensar que la agricultura en El Progreso tal vez había perdido la carrera de la competividad antes incluso del cambio climático. Sus rivales eran explotaciones agrícolas mucho más adaptadas a los nuevos tiempos y, por tanto, más productivas.
Aunque no debiera ser la única opción económica de futuro para El Progreso, la agricultura podría tener una segunda oportunidad y convertirse de nuevo en La Huerta de Guatemala. Pero es evidente que ese camino a día de hoy es imposible recorrerlo sin una apuesta decidida por la innovación tecnológica y por infraestructuras que permitan aprovechar mejor los tan necesarios recursos hídricos.