Juegos Olímpicos de París con tintes florales

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Vivo como espectador los Juegos Olímpicos de París desde un paso más atrás que en tiempos pasados, como desde una segunda fila de espectación. Tal vez sea porque aquellos intangibles que por momentos atrajeron con fuerza mi atención, aun pudiendo seguir presentes en la esencia de la cita olímpica, se han desvanecido un poco para mí.

O tal vez sea porque vivimos tiempos de sobreexposición a los acontecimientos. Saltamos de uno a otro y volvemos al anterior, pasando un tiempo en el que no estamos en ninguna parte, y nos cuesta entregarnos a lo que tenemos delante, por si tenemos que regresar de nuevo hacia el escenario anterior o ir a otro diferente, en un estar dispuestos siempre para la partida.

De un modo u otro, en esta penúltima jornada, y sin necesidad de esperar más, mi apreciación sobre los Juegos Olímpicos de París sigue una línea ondulada de altos y bajos, sin picos de emoción ni tampoco desencanto.

La jornada inaugural (acto al que suelo prestar atención en cualquier evento de cierta trascendencia), en un primer momento, me desconcertó. No me ubicaba. No entendía muy bien que significaba o qué relación guardaba con el evento de los cinco aros.

“Desfile” de los atletas

Después me desagradó, siempre desde la segunda fila, el “desfile” de los atletas un tanto hacinados en un barco recorriendo las aguas Sena, como turistas en temporada alta. Mi primera impresión fue que al director artístico de la ceremonia no le gusta el deporte, cosa que les suele pasar a muchos artistas, porque daba la impresión de que los deportistas eran la excusa para colocar su obra escénica.

La parte final, el juego de luces, me pareció impactante e incluso brillante, y contribuyó a mejorar mi visión sobre esta jornada inaugural.

Deportes y juegos

Con el discurrir de los días, fui siguiendo los JJ OO a ratos desde la televisión. Desfilaron deportistas y disciplinas deportivas. Algunas de ellas de reciente incorporación, creo que hacen honor al nombre del certamen, porque realmente me parecen juegos, por mucha que sea la dificultad que entrañen y sin negar el esfuerzo de los participantes. Ser el mejor en cualquier actividad tiene su coste.

El COI, supongo que por democratizar las olimpiadas, viene añadiendo nuevas disciplinas, por lo general chispeantes, refrescantes, de pin pan pum, contra las que no tengo nada, pero que entran un poco forzadas en mis esquemas olímpicos. Son actividaes entretenidas y seguramente con mucha presencia en las sociedades actuales, aunque, desde mi punto de vista, dudosamente olímpicas si nos remontamos a los orígenes.

Participantes de 11 y 51 años

Y cuando empezaba a pensar que me he quedado totalmente anticuado, atrapado en una estructura olímpica prehistórica, escuché decir a los comentaristas de televisión que estos Juegos Olímpicos de París han contado con un participante de 11 años y otro de 51.  

Esos datos me llamaron la atención porque rompían mi esquema olímpico en el que el cuerpo del ser humano no puede estar desarrollado a los 11 años ni conservar la lozanía necesaria a los 51 años para conseguir plaza en este evento cuatrienal, por mucho que la ciencia, la alimentación y los métodos de entrenamiento hayan avanzado.

Juegos florales

Después escuché críticas sobre las condiciones de los atletas la Villa Olímpica, sobre los menús poco apropiados para deportistas… y pensé que posiblemente a los miembros del COI, como al director artístico de la jornada inaugural, tampoco les gusta el deporte, siendo esto más grave.

Tal vez lo suyo sea la organización de juegos florales y que en esa dirección vayan los certámenes olímpicos del futuro próximo. Algo así como poner las olimpiadas al alcance de todos.

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