El lugar de nacimiento del niño marca su existencia

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Niños pobres
Niños en la "ladera sur" del mundo

El lugar del mundo en el que un niño nace, su lugar de nacimiento, puede marcar de un modo absolutamente determinante su existencia. De eso pueden depender aspectos tan decisivos como la nutrición (malnutrición o incluso desnutrición), su salud, su educación, su seguridad y su esperanza de vida.

En manos del azar

Es como la nieve que se derrite prematuramente. Imaginemos un día de ventisca. La nieve cae copiosamente en la montaña de manera indiscriminada. El viento la desplaza cientos de metros y hasta kilómetros más allá de donde se habría depositado de haber actuado solo la fuerza de la gravedad.

Deshielo
Deshielo en la «ladera sur»

En las cumbres, la acción caprichosa del viento hace incluso que los copos puedan caer del lado contrario de la montaña al que estaba previsto; es decir, en la ladera sur, cuando debería haberse depositado al norte, o viceversa. Está en manos del azar o de la intensidad y dirección del viento.

Breve existencia

En realidad parece algo irrelevante el lugar en el que caiga la nieve, porque acabará siendo agua, pero la que se precipita en la ladera sur no alcanzará a ver la primavera. Se irá en los primeros deshielos. La de la cara norte puede aguantar hasta el verano y la de más arriba aun es posible que se mantenga todo el año.

Las nieves del norte y del sur coexisten espalda con espalda y no se ven. La de la vertiente cálida piensa que su destino es derretirse con los primeros rayos de sol un poco consistentes. No se plantea alcanzar la primavera, ni mucho menos el verano, y acepta con resignación su breve existencia. No sabe de la nieve de la cara norte.

Niños de la «ladera sur»

Algo parecido sucede con los niños de la “ladera sur” del mundo. Ellos no han elegido nacer en una u otra cara del mundo. Como los copos de nieve, se asientan allí donde las circunstancias lo determinan. Algo fortuito las más de las veces, pero el lugar de nacimiento del niño puede llegar a constituir una carga muy pesada en su vida y a condicionar de un modo absolutamente determinante su futuro.

Entorno de gran pobreza
Niña en un entorno de gran pobreza (foto: Billy Cendeno)

Al viajar por las “laderas sur” del mundo, vemos niños desatendidos, desnutridos, sin opciones a recibir una educación adecuada. Son niños que tal vez no lleguen a la primavera de sus vidas, niños en cuyas expectativas no se contempla el mañana.

Antes ellos no eran conscientes de su situación, no podían contrastarla con otras, vivían espalda con espalda con los niños de la “ladera norte” y, como la nieve, pensaban que tenía que diluirse con los primeros calores, con las primeras adversidades.

Ni lo aceptaban ni lo dejaban de aceptar. Desde muy temprana edad interiorizaban que tenía que ser así. No sabían que era, en gran medida, porque les había tocado nacer en el lado malo, donde las expectativas de mejora son muy pocas.

Descubrirán las otras opciones

Hoy ya muchos niños empiezan a descubrir pronto que hay otras opciones. No están a su alcance, pero cada vez son más conocedores de ellas, porque la información se globaliza. Tienen derecho a sentir que están siendo injustamente tratados, a sentir que están siendo desheredados por el simple hecho de haber nacido en la “ladera sur”, ya sea en un país del tercer mundo o en un barrio marginal de algunas ciudades marcadas por grandes desigualdades sociales.

Migraciones masivas

Y nosotros tampoco podremos decir: “Dejadlos, que, mientras no se enteren, vivirán medianamente tranquilos y nuestras conciencias también”. Eso ya no será así en adelante. Los niños acaban enterándose de que hay otras opciones y de que no se hace lo suficiente por acercárselas. Las consecuencias son migraciones masivas -a veces, muy arriesgadas-, como las que se están sucediendo desde Honduras hacia EEUU o en el Mediterráneo.

Migraciones masivas hacia la «cara norte»

No cabe ignorar por más tiempo que hay muchos niños en la “ladera sur” del mundo, los cuales tienen lejana su primavera. Hay que buscar mecanismos eficaces de ayuda en origen a las comunidades menos desarrolladas y las propias autoridades de estos países han de tomar conciencia, porque, sin eso, ninguna ayuda será efectiva. El lugar de nacimiento del niño o niña no debería ser tan determinante.

Con todo, la felicidad nunca la determinará la abundancia de bienes materiales.

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