Es una niña de 15 años y también una madre adolescente y esposa maltratada. A los 15 años una adolescente no deja de ser una niña en muchos aspectos. La joven a la que nos referimos -obviamente y por desgracia, es un caso real-, a esa temprana edad es, además, madre, lo cual no deja de ser un pequeño drama; pero lo verdaderamente dramático -trágico, incluso- es que ‘ejerce’ de esposa maltratada. Su marido acaba de propinarle una fuerte paliza.
Su vida había transcurrido en una familia de escasos recursos, con un padre poco atento a las necesidades del hogar y donde la carga familiar la soportaba fundamentalmente su madre. En determinados ambientes de grandes apreturas se agradece que alguien abandone el nido familiar y deje un hueco en casa, aunque en este caso por edad no le correspondiese, porque no era la mayor de los hermanos.
Noviazgo temprano
Muy joven empezó a salir con su novio. En su entorno, cuentan que le habían recomendado que lo dejase. Desde fuera tal vez apreciaban algo en el trato del muchacho hacia ella que la adolescente no percibía o interpretaba como una extraña muestra de amor.
Abuela prematura
Al final, llegó el embarazo con 14 años y la boda. Con quince es ya madre, con treinta -o poco más- es fácil que se llegue a sentir una abuela prematura con su ciclo vital en claro declive. Pero hasta esa edad, si la situación no cambia, tendrá que pasar todo un calvario. Ha recibido la primera gran paliza -no sabemos lo que había pasado hasta aquí- y es posible que él le diga que está muy arrepentido, que ha sido la última. Seguro, pero ¿de la semana, del mes…?
Madre adolescente y esposa maltratada
Hay voces que le dicen a la joven que ella tuvo la culpa. “Ya te habíamos avisado”, le recuerdan. Es difícil saber lo que pasará por la cabeza de esta madre adolescente y esposa maltratada. Posiblemente se sienta doblemente culpable por no haber hecho caso a su entorno y por haber ‘enojado’ a su marido.
Conductas que se repiten siempre
Él tal vez ni siquiera se arrepienta; es posible que este individuo cobarde considere que su esposa se merecía la paliza o finja arrepentimiento y prometa no volver a hacerlo; pero esas conductas siempre se repiten. Incluso puede que haya aprendido y la próxima vez intente no dejar marcas visibles en el cuerpo de la joven, al tiempo que le advierta de que no debe contar nada a nadie de lo que pasa en el ‘hogar’.
La joven callará, sofocará como pueda el llanto en el miedo. De puertas para fuera -hasta el día que a él se le vaya la mano de un modo fatal- no pasará nada. En casa, una joven –una niña de 15 años- y su bebé sufrirán un infierno.
Protección de la ley
No, no es culpa de la joven y, menos, del bebé. Ambos deben salir del lado del maltratador. No es fácil. ¿A dónde ir? ¿Cómo sacar adelante a su hijo? En algunos países, las jóvenes en esta situación encuentran más protección en la ley que en otros… y también más comprensión en la sociedad.
Ninguna sociedad debe ser permisiva con estas situaciones violencia en las que una persona somete a otra porque la considera un objeto de su propiedad. Estos hechos deben ser denunciados para que el maltratador pague su cobarde y violenta acción lo antes posible.