En Sanarte abandonamos la carretera general para dirigirnos al Puente de Barranquilla (Sanarate – El Progreso – Guatemala), una obra de ingeniería admirable que podemos resumir en «Puente de Barranquilla: más de 2 siglos de belleza y resistencia». Forma parte de ese conjunto monumental de los pueblos del Valle del Motagua y no debe confundirse con el Puente de La Barranquilla (Ciudad de Guatemala).
Conviene no confundir este puente con el puente de la Barranquilla, que construido en la capital, Ciudad de Guatemala, para permitir el acceso del ferrocarril a la urbe.
País de montañas
Como sucede en la mayor parte del país, en esta zona de El Progreso, lindante con el departamento de la capital, las montañas emergen unas detrás de otras y los pueblos se esconden, por lo general, entre sus costuras. De ese modo, aun pudiendo estar cerca, el viajero no detecta estos pequeños núcleos de población hasta tenerlos encima.
Tomamos dirección a San Miguel de Conacaste. La carretera es buena inicialmente, con firme de cemento, hasta que pasa a ser de grava y finalmente de terracería.
Cuando te das cuenta, te encuentras rodeado/a de vegetación por todas partes, de montañas que son la avanzadilla de otras. Siento, como alguna vez me había querido imaginar, encontrarme «perdido» en medio de la naturaleza exuberante de algún lugar de Centroamérica.
Me he dado cuenta de que a la mayoría de esas montañas no les tienen nombre. Será porque siendo tal la abundancia ni se sabe dónde comienza una ni dónde acaba la otra. Y faltarían imaginación para tanto apelativo y gran memoria para aprenderlos.
Acceso
Encontramos un solícito guía, un amable vecino de la zona, que nos abre el camino hasta el Puente de Barranquilla con su moto. Google (14.834175, -90.336447) nos hubiera llevado igualmente al sitio, pero, por los distintos cambios de aspecto del camino, siempre se nos crearía la incertidumbre de si vamos en la dirección correcta o si nos habremos equivocado de ruta.
Como norma general, no hay desvíos. Todo recto desde San Miguel Conacaste. Solo al final, debemos abandonar por la izquierda la carretera principal, de terracería (tierra), en una curva a la derecha y bajar por otra pista más estrecha. Pero, como decía, he comprobado que Google se sabe bien el camino.
2 siglos de belleza y resistencia
Llegamos al puente, una robusta construcción que resistió inundaciones y sacudidas de los terremotos de la zona. Su arcos -uno principal y más redondeado, y otro estrecho y acabado en una ojiva- exhiben esa fortaleza.
En una placa situada en el centro del puente, bajo una cruz, queremos entender que se empezó a construir en 1826, aunque algunos estudiosos indican que la primera piedra se puso en 1813.
Y siguiendo esa misma inscripción, todo hace indicar que fue culminado, después de alguna interrupción, a comienzos de los años cuarenta de ese mismo siglo.
Estilos e infuencias
La documentación encontrada alude al estilo colonial, haciendo referencia a un aporte de la cultura hispánica bien visible. Pero, por la forma de los arcos, también se podrían hacer algunas matizaciones a mayores y hablar de una combinación de influencias de estilos gótico y románico, tan abundantes en España.
El estilo gótico se aprecia en el arco más pequeño: estrecho y puntiagudo, y el románico esta más visible en el arco principal: más amplio y redondeado.
Patrimonio Nacional
El puente de Barranquilla atraviesa el río Plátanos, afluente del río Las Vacas y este, a su vez, afluente del río Motagua. En esta ocasión bajaba con abundante caudal y sus aguas revueltas tras las crecidas originadas por recientes lluvias. Se trata de una obra colonial declarada Patrimonio Nacional.
Entorno Puente de Barranquilla Entorno Puente de Barranquilla
La construcción, como es expuso antes, se basa en dos arcos: uno principal, más amplio y redondeado, y otro -a su derecha, visto en el sentido de la corriente del agua-, más estrecho y con ojiva más puntiaguda, al que hoy la vegetación oculta desde varios ángulos. Hay que acercarse mucho para verlo.
Conservación
Al ser una construcción declarada Patrimonio Nacional, no debería hacer falta añadir nada en cuanto a cuidados que la construcción necesita, pero algunas fotos tomadas desde abajo podrían dar a entender que hay que estar vigilantes en cuanto a las labores de conservación que demanda. En el intradós del arco principal se observan las filtraciones de agua que pueden llegar a amenazar la solidez de la estructura.
Bugambilias
Todo el camino es un deleite, con aldeas como San Jacinto, algunas plantaciones agrícolas o flores que brotan naturales como las bugambilias blancas y fucsia. En San Jacinto nos paramos a hablar con unas familias, muy atentas, que nos permitieron entrar en su propiedad para tomar las fotos de las bugambilias blancas y fucsia o rosa.
Caía ya la tarde en aquel lugar tranquilo entre montañas, al que la noche llega pronto, y tomamos otra foto del atardecer.
El/la visitante disfrutara de la belleza del puente, pero también de su entorno y del camino hasta llegar a él.