La pandemia del coronavirus ha creado un nuevo escenario a nivel mundial. La situación posiblemente tarde en volver a la normalidad más de lo previsto. Son tiempos en los que es muy necesario optimizar los recursos y, en especial, los alimentos. Son tiempos para la solidaridad, pero una solidaridad reglada y precisa, capaz de llegar a cada destinatario. Debemos empezar a hablar tal vez de Equisolidaridad o solidaridad gota a gota.
Cada planta su gota
No se trata de solidaridad a cuenta gotas, sino una especie de riego por goteo, que permita a cada planta (persona) su gota de solidaridad, evitando de este modo que esta caiga en un lugar donde no se necesita.
De ese modo, la plantación crecerá con un grado de uniformidad mínimo adecuado. Después contará el que la planta esté en terreno más o menos soleado, de mejor o peor tierra, pero cada planta debiera tener sus gotas indispensables, cada persona su ración de alimentos imprescindibles.
No vale regar con manguera, porque el primer chorro nos caerá posiblemente en los pies, y después mover la fuente de agua aleatoriamentea a derecha e izquierda, porque mucha de esa agua se desperdiciará. Se hace necesaria una gestión muy eficaz, basada en el rigor, la equidad, la reciprocidad y el equilibrio de los bienes donados.
Más allá de la solidaridad
Cabe esperar tiempos difíciles. Ojalá que no lleguen, pero en estos días debemos contemplar era posibilidad como algo real. Y entonces tendremos que ir un paso más allá de la solidaridad, hasta llegar a la gestión diáfana de la solidaridad, desde origen a destino. Por eso, hablamos de Equisolidaridad.
Estos días hemos publicado un artículo denominado “Solidaridad en el Valle del Motagua contra el Covid-19”. En su enlace en Facebook tuvo un alcance de casi 40 mil usurarios y ¡4005 me gusta! Unas cantidades realmente extraordinarias para una página tan modesta como la nuestra. Aprovechamos ya para agradecerte que hayas interactuado en la página y, raíz de esa noticia, se han producido unos comentarios que nos llevan a hablar de Equisolidaridad.
Generar bienes, un reto
Si hay algo complicado en el mundo es generar bienes: primero generar y después distribuir. Algunos hablan de riqueza en lugar de bienes, pero a mí esa palabra me suena a presuntuosidad y dispendio, prefiero bienes. Cada individuo debe levantarse por la mañana –por lo general, temprano- para generar bienes para sí mismo o para él y su familia. No le viene dado.
Distribuirlos bien, un reto mayor
Pero hay algo más complicado todavía, conseguir una distribución equitativa de esos bienes. Tal vez los países nórdicos –y en ellos englobamos al norte de Europa: Finlandia, Suecia y Noruega, y siguiendo a la izquierda, Islandia y Canadá-, sean los que mejor han conseguido llegar a un reparto más equitativo, más que nada por conciencia social y cultura. También por recursos por habitante, pues no son países con gran densidad de población.
“Las donaciones no llegan a los más necesitados”
Como se decía en el artículo antes indicado, una serie de comentarios han devuelto a la actualidad el tema de la distribución equitativa de los bienes y, en este caso, de la distribución equitativa de la solidaridad. Nos alertaba Corina Colindres de que los melones distribuidos en Puerto Barrios “no están llegando a los más necesitados”. En el mismo sentido se pronunciaba Estrellita Linda y también un vídeo que recogía esa mala práctica.
Practicar la Equisolidaridad
Son tiempos para la cooperación, porque el coronavirus está situando a un sector amplio de la población del mundo en una posición de extrema necesidad. Y entonces volverán a surgir las voces que alertan de que la ayuda no está llegando a destino en las cantidades donadas, que un porcentaje amplio de las mismas se queda en el camino.
Estas situaciones generan recelo y pueden llegar a frenar la generosidad de la gente. La mala distribución ocasiona un doble perjuicio: por un lado no hace llegar los bienes a las personas realmente necesitadas y, en segundo lugar, genera desconfianza en la persona altruista, lo cual acaba adelgazando el flujo de la ayuda. Por eso, es tiempo de ir un paso más allá de la solidaridad y practicar la Equisolidaridad.
Campaña de Equisolidaridad
La Equisolidaridad debe atender a los más necesitados, niños, personas mayores y enfermos. También a gente en mejor condición física y sin posibilidades momentáneas de conseguir recursos; pero, en este caso, a cambio, deberá el beneficiario reportar, siempre que sea posible, algún servicio a su comunidad en la que se asienta, que en cierto modo compense el valor del bien recibido, porque no que recibe esa persona no se le concede a otra, que se entiende que tiene algo más de recurso o un trabajo.
Ese es un nuevo objetivo de Social Ciclismo Fan Manager. Vamos a emprender una campaña de Equisolidaridad para donar productos básicos a los “pueblos tranquilos” y, en cierto modo, olvidados del Corredor Seco de Guatemala y del Valle del Motagua. Zonas y países de economías débiles y sin capacidad para ofrecer prestaciones sociales a la población en estos tiempos de cierta parálisis económica a causa del Covid-19.