Niños menos felices en la pandemia de la Covid-19

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Niños menos felices en la pandemia
La pandemia hace que los niños se sientan menos felices en la pandemia

Los niños son menos felices o más infelices en la pandemia de la Covid-19. La infancia pasa, pero muchos de los recuerdos de esta primera etapa de sus vidas –para bien o para mal- permanecerán con ellos de un modo indeleble el resto de sus días.

Lo sé por mucha gente, pero también por mi propia experiencia y por la de mi padre, al que acompañé en sus últimos días –en aquel momento ni él ni yo sospechábamos que estaba ya muy próxima su muerte- a recorrer sus lugares de infancia. Para eso son mejores las aldeas, que cambian menos que las ciudades, y nos permiten articular en ellas los viejos recuerdos infantiles. Las ciudades, en ocasiones, se transforman tanto que exigen un esfuerzo mucho mayor a la hora de reconstruir en ellas aquellos primeros años de vida.

Episodios de infancia

Sobre cada escena recreaba mi padre episodios de su infancia. Le fallaba ya la memoria, pero tenía muy presentes los juegos en la playa, el río… y, sobre todo, la escuela, que estaba allí, en aquella casa, señalaba con la mano, y que en la actualidad es una vivienda particular. Siempre en su mente la escuela.

Los que no han vivido esa experiencia porque no tuvieron oportunidad de ir a una escuela en su niñez, quisieran haberla tenido.

Ir a la escuela

Una madre de Guatemala que nunca tuvo la oportunidad de asistir a la escuela, comentaba: “Mi mamá nos decían que la mujer no tenía necesidad de ir a la escuela y, como se había quedado viuda, tuvimos que dedicarnos a trabajar desde una edad muy temprana, sin llegar a pisar la escuela”.

“Yo envidiaba a mi amiga Elisa –añadió-, que podía ir a la escuela. Por eso, al regreso del estudio, la esperaba en el camino y le pedía que me dejase llevar su mochila. Me sentía feliz portando sus libros y cuadernos y me imaginaba que era yo realmente quien regresaba del colegio”.

Dos cursos sin clases presenciales

Eso nos da una idea más de lo que se están perdiendo los niños y las niñas que tienen las escuelas cerradas -en algunos casos, por segundo curso consecutivo- en estos años de pandemia de la Covid-19. Estudios recientes dicen que los niños son menos felices en esta etapa de crisis sanitaria mundial.

Las clases presenciales disminuyeron en un 80%
Las clases presenciales disminuyeron en un 80% para 214 millones de niños y niñas

Podía pensarse que estarían contentos por no ir a la escuela. En cierto modo, siempre era un alivio cuando en pleno curso llegan unos días de vacaciones; pero un año entero, es demasiado. Y peor dos años sin pisar las aulas o yendo solo unos días a entregar y recoger nuevas tareas; pero son los tiempos que tocan vivir.

Según datos de este informe de Unicef, 214 millones de niños en todo el mundo han perdido en ochenta por ciento del aprendizaje por la vía presencial, siendo en Latinoamérica donde más casos porcentuales se dan.

Niños menos felices

Hay más razones que las escolares, pero uno de cada cinco niños de la Unión Europea asegura estar creciendo infeliz y con ansiedad por el futuro en estos tiempos de pandemia, según se recoge en el informe Nuestra Europa, elaborado por ChildFund Alliance, Eurochild, Save The Children, Unicef y World Vision en colaboración con la Comisión Europea.

Angustia y depresión durante la pandemia
Angustia y depresión durante la pandemia, sentimientos más apreciados en los niños

La población mundial en general -en mayor o menor medida- está padeciendo con cierto desasosiego este ‘vivir contenido’ al que nos fuerza la pandemia. Eso en las situaciones menos lesivas. En el caso de los niños, además de los sentimientos de infelicidad y desasosiego, con la pandemia están aflorando cuadros aún más graves. Unicef habla de:

  • Aumento la vulnerabilidad de los niños y niñas tutelados
  • Nuevos casos de violencia
  • Incrementa la brecha educativa
  • Nuevos problemas de salud física y mental

Vulnerabilidad

Revelan estos informes que los niños tutelados se ven afectados por las mayores carencias de los centros de protección que los acogen, tanto de materiales como de infraestructuras. A lo que se suma su mayor desconexión o aislamiento del mundo exterior.

Violencia

En estos tiempos de pandemia, las dificultades para proteger a los niños que ya convivían en entornos de violencia, es mayor. El propio aislamiento antes comentado sería una de las causas del mayor grado de desprotección al que se exponen los niños y las niñas en esta etapa del coronavirus.

Brecha educativa

La brecha educativa es otra consecuencia clara de la pandemia, que padecen con más rigor los niños y niñas que viven en el seno de familias con menos recursos, al tener más difícil el acceso a la tecnología. En los países en desarrollo el problema se acentúa en las áreas económicamente más deprimidas y en los más avanzados económicamente este fenómeno se observa –según el citado informe de Unicef- en familias migrantes y monoparentales, especialmente, cuando es la mujer quién está al frente de la unidad familiar. También se agudiza en el caso se niños con discapacidades o con necesidades educativas especiales.

Juegos en el patio del colegio
La importancia de los juegos en el patio del colegio

Merma en la salud física y mental

Este aislamiento, aún en el caso de ‘jaulas de oro’ como las que podrían encontrar un niño en los países más desarrollados económicamente, no solo está afectando en la merma de la salud física –menos movilidad-, sino también de la mental traducida -principalmente y como ya se ha comentado- en infelicidad y angustia.

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