El río Hato es tan pequeño como grandes son los recuerdos que nos trae de nuestra infancia a cuantos hemos crecido en Malena y en otros lugares de la municipalidad de San Agustín Acasaguastlán. Nace en la Sierra de las Minas y baja muy rápido toda la ladera, cruzando la cabecera municipal para llegar a Malena, donde acaba, porque en mi pueblo, después de cruzar bajo la carretera de la Ruta del Atlántico, entrega sus aguas al río Motagua.
La infancia de los niños y niñas de Malena o Magdalena -y de otros puntos de la municipalidad de San Agustín Acasaguastlán- está ligada al río Hato. En las tardes de verano -y también en muchas otras porque el clima es caluroso todo el año aquí-, hace las veces de ese parque de atracciones que no tenemos.
En realidad el río Hato fue nuestro parque acuático. Ahora también, de vez en cuando, pero de niño se percibe de otro modo. Nos bañábamos y jugábamos justo en las pozas donde se acumula más el agua y el cauce se serena un poco.
Pozas de Puerta de Golpe
Arriba de San Agustín, en Puerta de Golpe, están las pozas más grandes, de aguas frías, como son las pozas de las Vegas, de los Huecos, del Muerto o, la más grande de todas, La Cumaya. En esa parte alta, el agua es más cristalina, porque al pasar por la cabecera de nuestra municipalidad el río se contamina bastante.
Río Hato
El río Hato es pequeño -ni siquiera lo nombran en los mapas o no lo hacía hasta hace poco-, pero el cariño que le tenemos es inmenso y nos duele verlo cada vez más contaminado. Otro factor que le está influyendo muy negativamente es el cambio climático, que ha reducido muy sensiblemente su caudal.
Confiamos en que siga siendo en parque acuático que muchas generaciones de niños, como lo fue en nuestra infancia, entre otras cosas porque será garantía de que mantiene un caudal suficiente y que la contaminación de sus aguas no ha ido a más.