
La Ruta del Atlántico ‘desaparecerá’ a su paso por Magdalena (San Agustín Acasaguastlán) en un futuro no muy lejano. Esa podría ser una muy buena noticia, aunque de momento forma parte de lo que en InfantiaN definimos como ‘Utópica Malena’, un sueño más que una realidad. No obstante, hay ocasiones en las que los sueños se cumplen. Y lo que no se sueña es difícil que se materialice.
Para situarnos, diremos que Magdalena se encuentra en el kilómetro 91,5 de la Ruta del Atlántico, una de las grandes vías de comunicación de Guatemala. La carretera divide la localidad en dos partes -norte y sur-, las cuales tienen como nexo de unión una pasarela metálica elevada de uso peatonal.

El riesgo del tráfico en Magdalena
Cruzar el pueblo de norte a sur o de sur a norte por otros lugares que no sean ese paso elevado, siempre entraña su riesgo, porque la vía soporta una alta densidad de tráfico, mucho de él pesado, que transporta mercancías de la capital y otros puntos del país hacia los puertos de la costa atlántica y viceversa.
Entre la capital y Las Champas (7,5 kilómetros antes de llegar a Magdalena) la carretera se ha desdoblado en cuatro carriles, dos en cada sentido de circulación. En tiempo, la distancia entre Ciudad de Guatemala y Magdalena se reducirá muy sensiblemente en el momento en que se encuentren en pleno funcionamiento todos los tramos desde el kilómetro cero hasta el puente sobre el río Motagua.

Dos carriles en cada sentido
Las previsiones de las autoridades nacionales son de continuar con el desdoblamiento de esta vía en dirección al Atlántico. No puede ser de otro modo en una carretera que ya calificó de “esencial” para el desarrollo de Guatemala Jacobo Árbenz, nada más llegar a la presidencia de la nación en 1951. El mandatario, en ese año, dio la orden de que se iniciasen las obras de construcción, aunque la vía de comunicación sería inaugurada en 1959 y Árbenz fue presidente solo hasta 1954. En honor a su promotor, esta vía de comunicación se la conoce también con el nombre de Carretera Jacobo Árbenz.
El desdoblamiento de calzada que se prevé seguir realizando, partirá aún más Magdalena. Separará aún más la parte de la localidad que limita con el río, de la que se extiende hacia la cabecera municipal, San Agustín Acasaguastlán. Magdalena se verá cortada transversalmente de este a oeste de un modo más acusado o traumático que en la actualidad si no se adoptan las soluciones adecuadas.
Soterrar la Ruta del Atlántico 200 metros
Una gran medida sería que la Ruta del Atlántico ‘desapareciese’ en Magdalena. Para ello bastaría con soterrar la nueva vía a lo largo de unos 200 o 250 metros. El paso subterráneo tendría su entrada pasada la pasarela elevada y saldría al final del campo del campo de fútbol, o al contrario, cuando se circula de Puerto Barrios a la capital. La obra no parece que tenga una gran dificultad técnica, porque justo en esa zona hay un cambio de rasante, y el sobrecoste también estaría más que justificado por los beneficios que aportaría.

Ocio, restauración, deporte y puestos de trabajo
Con esta medida, Magdalena ganaría un amplio espacio público. En él se podría establecer un centro social, una pista polideportiva, un parque infantil, zona de mercado, ocio y restauración con excepcionales vistas a los ríos Hato y Motagua. Los negocios se otorgarían por concesiones, que aportarían ingresos para la comunidad, además de los puestos de trabajo que generarían.
Los vecinos ganaría en calidad de vida y estos y el tráfico, en general, en seguridad. En definitiva, Magdalena ganaría futuro. Mucho nos gustaría oír o leer, en no mucho tiempo, que la Ruta del Atlántico ‘desaparecerá’ a su paso por Magdalena para dejar en la superficie un espacio público para disfrute de personas nativas y visitantes. De momento, hablamos de la ‘Utópica Malena’.