Las banderas blancas del hambre ondean pidiendo ayuda

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Bandera blanca en Magdalena
Bandera blanca en vivienda

Las banderas blancas ondean en distintos puntos de Guatemala como señal de socorro contra el hambre y como llamada a la solidaridad. Son las banderas blancas del hambre. El país sigue luchando por mantener a raya la pandemia del coronavirus. En buena medida lo está consiguiendo, pero el precio que tiene que pagar empieza a ser muy elevado para su débil economía.

En plena calle y en las fachadas de las casas de los barrios más pobres, se despliegan cada vez un mayor número de banderas blancas del hambre. Es la manera que muchas familias tienen de hacer visible su falta de alimentos. En algunos casos ondean también la roja, alertando ya de una situación límite.

Sin prestaciones sociales

Son iniciativas de familias que vivían al día y a las que la crisis ha dejado sin ningún tipo de ingresos. Tampoco cuentan con ayudas sociales o no pueden esperar por ellas. El Gobierno ha lanzado la campaña “Juntos Saldremos Adelante”, que incluye, entre otras medidas, el reparto de 200 mil cajas de comida, pero eso no da para atender siquiera el área metropolitana de Ciudad de Guatemala.

Bandera blanca
Otra vivienda solicitando ayuda

El Ejecutivo también acaba de aprobar a finales de esta semana el «bono familia», previsto para ayudar a las familias más afectadas por la pandemia en estos momentos. Las beneficiarias serán seleccionadas según el consumo eléctrico que hayan realizado y que ha de ser menor de 200 kWh hasta el pasado mes de febrero. Aunque, algunas personas afectadas, se quejan de que no tienen los recibos de la luz a su nombre y, sin embargo, se encuentran muy necesitadas.

En un principio las banderas se colocaron en las fachas de las casas para llamar la atención de las organizaciones encargadas de distribuir los alimentos, para que al pasar por su calle reparasen en su necesidad.

Llamada de auxilio

Con la actividad económica no esencial paralizada o a muy bajo ritmo, la situación no hace más que ir a peor cada día que pasa, y las banderas blancas ya son una llamada de auxilio a la solidaridad en cualquier dirección, hacia los propios vecinos, también en los pueblos del valle del Motagua.

Nuestra colaboradora Lesli Vargas, con sus amigas Maiida y Karen, también logró reunir unas bolsas de alimentos para distribuir en Magdalena (San Agustín Acasaguastlán). Fue una iniciativa propia realmente encomiable. En estos momentos, toda ayuda resulta muy valiosa.

Lesli Vargas prepara bolsas de alimentos
Lesli Vargas (InfantiaN), por iniciativa propia y de unas amigas, prepara bolsas para donar

Algunos vendedores ambulantes, desoyendo los decretos del Gobierno, salen a ofrecer su producto en unas calles semidesiertas, porque necesitan generar algún tipo de ingresos. Algo hay que hacer, porque, como decía el torero: «más cornadas da el hambre».

Vacuna del hambre

Esta es una guerra muy peculiar, con un enemigo difícil de combatir y que no admite ningún tipo de diálogo. Sus reglas son: “o tú o yo”, sin otras opciones. Pero, en esencia, es una guerra y, como en toda contienda bélica, acaba apareciendo el hambre.

Esta vez, entre la población, afortunadamente, no hay bandos. Se lucha contra un enemigo común y contra el tiempo, aliado en este caso del hambre. Para el Covid-19 de momento no existe vacuna, pero para el hambre, afortunadamente, sí. Se llama solidaridad. Es necesario aplicarla.

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