La belleza destructora y temible de la tormenta Amanda se extendió por 11 de los 22 departamentos de Guatemala. Su dulce nombre no guarda relación con su furia. Suele suceder con este tipo de fenómenos naturales de origen tropical.
Fuera el caso especialmente recordado de la tormenta Agatha, acontecida en estas mismas fechas hace diez años (29 y 30 de mayo de 2010). Aquella fue más intensa. Hasta se llevó por delante el añorado Puente Orellana, en El Rancho (San Agustín Acasagustlán).
Esta foto, muestra una encantadora anciana, de rostro amable y mirada resignada ante los efectos de la tormenta en sus propiedades. Una vida de dificultades hasta el último día.
Los 11 departamentos más afectados
Amanda azotó con especial intensidad a 11 de los 22 departamentos del país: Jutiapa, Jalapa, Santa Rosa, Alta Verapaz, Sololá, Huehuetenango, Chiquimula y los que tienen frontera con el río Motagua: Guatemala, El Progreso, Baja Verapaz, Zacapa.
Efectos de la tormenta
Los daños causados por Amanda no fueron tan importantes como los de Agatha, aunque se alertaba en las vísperas de que podrían llegar a serlo. Por fortuna Amanda duró también menos tiempo. No obstante, dejó importantes destrozos: inundaciones, desprendimientos, árboles caídos, hundimientos, carreteras cortadas, cortes de luz y del suministro de agua, láminas de tejados arrancadas…
La Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (CONRED) informó de que 167 personas han tenido que ser evacuadas en distintos departamentos, entre ellos el de El Progreso. Entre los municipios del valle del Motagua más afectados por la tormenta tropical cabría destacar a Guastatoya, San Agustín Acasaguastlán, Cabañas, Huité, Teculután y Estanzuela.
Huellas de Amanda en Guastatoya
El río Guastatoya, desbordado tras las fuertes lluvias provocadas por la tormenta Amanda. Aunque lo peor ha sido para 16 personas que ha tenido que ser albergadas en el gimnasio municipal, al haber quedado temporalmente inhabitables sus viviendas.
Efectos de la tormenta en Huité
Destrozos en Cabañas (Zacapa)
La tormenta también deja momentos de emoción y, por increíble que parezca, incluso de momentánea felicidad, como la que transmite el rostro de este niño. El pequeño ha recibido una bolsa de víveres de manos del señor alcalde que está socorriendo a las familias más afectadas por el temporal en su municipio.
El temporal en Estanzuela
Calles y viviendas inundadas en Estanzuela (Zacapa). Por lo general, pertenecen a familias muy humildes, que ven así como se pierde la mayor parte de sus escasas pertenencias.
Quebrada Seca (San Agustín Acasaguastlán)
La municipalidad de San Agustín Acasaguastlán tuvo que socorrer con raciones de alimentos a los vecinos que se vieron desalojados de sus viviendas en la aldea de Quebrada Seca por los efectos de la tormenta. Especial atención a los niños.
Una dificultad a sumar al Covid-19
Todo esto llega después de casi tres meses de lucha contra el Covid-19 o coronavirus y contra el hambre. Con la población fatigada. Fue un llover sobre mojado, un caer calamidades sobre calamidades para los más vulnerables, con sus viviendas ubicadas a orillas del río, al pie de un barranco…
Belleza destructora de la tormenta Amanda
No obstante, la furia destructora de Amanda también dejó un punto de fascinación y belleza al marchar. Ríos secos que de repente parecen lagos, vegetación más verde y, por supuesto, algunas imágenes muy humanas y conmovedoras. La fuerza de la naturaleza, esa furia repentina y descontrolada cautiva al espectador cuando la tormenta amaina, pero es dolorosa para quienes sufren sus efectos.
Poco provecho del agua caída
No deja de ser triste también es que esta agua que ha corrido de modo torrencial, arrastrando piedras y enseres, anegando casas… desaparecerá pronto y muchas de las zonas hoy inundadas, mañana volverán a tener falta de agua. Belleza destructora de la tormenta Amanda.
El Motagua hoy baja rebosante. No tardará en mostrarse sediento otra vez. Entonces se volverá a hablar de Corredor Seco, de cambio climático, pero no de falta de previsión para aprovechar una parte de estas lluvias torrenciales.
Son los contrastes de esta región del planeta, donde la belleza y la fuerza destructora cohabitan con mucha frecuencia, donde la vida suele ser fascinación y vértigo.