En días como hoy, lluviosos, grises y con cierta disponibilidad de tiempo, regreso a San Agustín Acasaguastlán (El Progreso – Guatemala). Suele ocurrir que después de un viaje vuelves a recorrer con la mente aquellos escenarios que más se te han grabado en la memoria. Será por eso que yo he regresado bastantes veces a San Agustín Acasaguastlán, ese pueblo que se acurruca como un niño pequeño en la falda de la montaña.
Lo descubres cuando te has ido
También he vuelto, como no podía ser de otro modo, sobre Guastatoya, pero esta población, más dinámica y vital, ya la conocía. San Agustín Acasaguastlán fue un descubrimiento, a pesar de que había estado de paso otras veces, pero casi sin estar. Creo que San Agustín Acasaguastlán es un pueblo que no descubres del todo hasta que te vas. De eso saben bastante los muchos emigrantes que ha dado esta población.
He hablado extensamente de mis aventuras, compartidas con entrañables compañeros y compañeras, por la Sierra de las Minas, la Peña del Ángel, la Piedra del Rayo, Puerta de Golpe, Los Albores… También hemos dedicado en InfantiaN un artículo a su mercado; pero no conté nada de mis ratos perdidos en el parque, mientras hacía tiempo esperando por algunos de esos compañeros o me tomaba un respiro del calor.
Historia y antiguo esplendor
Creo que no hablé del aire dulce que se respira a la sombra de la ceiba del parque, mecido por sones de nostalgia; de los finos tirabuzones de agua que caen de la fuente sobre el estanque para remover la densa quietud; de la historia que se desprende como un destello del sol de la fachada blanca de la iglesia o del antiguo esplendor que se resiste a desaparecer del pórtico del edificio municipal, recientemente restaurado.
Tampoco creo haber hablado de las florecillas de aquel otro rincón del parque, que se esparcen en el aire como una bandada de mariposas para llenar, según lo mires, el cielo de color. Son detalles que solo se pueden apreciar desde el lado tranquilo de la calma. Por eso, de cuando en cuando, «regreso» a San Agustín Acasaguastlán.
Seguramente tampoco hablé de los puestos del mercado, tan antiguos como San Agustín Acasaguastlán, pero tal vez con otros dueños; eso no lo sé, porque yo solo he estado de paso. Pero si alguien me dice que están de siempre yo me lo creo, porque hay un halo de eternidad flotando en torno al mercado, como si todo fuese para siempre. Incluso esas frutas y legumbres –grandes, apetecibles y hermosas, que hablan de la fertilidad de las tierras de regadío- parecen ser todos los días las mismas, colocadas exactamente igual, para ser admiradas en lugar de compradas.
San Agustín Acasaguatlán te atrapa
San Agustín Acasaguatlán es un pueblo que te atrapa, te engancha, sin atarte. Te deha volar. Permite que tu mirada vuele por encimas de las casas, por lo general, de planta baja y que se pierda en las montañas circundantes, ofreciéndote esa amplia sensación de libertad que se intuye en cada cima por escalar.
Pueblo turístico sin turismo
Es una localidad fotogénica, turística; pero no está preparada para el turismo. Tal vez por aquello de si fue primero el huevo o la gallina: “no nos preparamos porque no vienen turistas o no vienen turistas porque no nos preparamos”. Nunca se sabe, pero San Agustín Acasaguastlán tiene un gran potencial turístico.
También sucede que la Guatemala turística la enfocan hacia la capital, hacia Antigua, los Volcanes, el lago Atitlán, fundamentalmente, y tal vez Puerto Barrios en la zona del Caribe; además de Petén. No se promocionan los pueblos del Corredor Seco, menos acicalados, pero tal vez más auténticos, donde la vida es tal como se ve, con sus ternuras y sus crudezas.
El Turicentro Guaytán, situado en las afueras del pueblo, es la principal instalación orientada al turismo y al esparcimiento de la población local. Incluso si el calor te resulta excesivo por momentos, puedes subir hacia la montaña, donde el ambiente refresca. Pero no hay una buena oferta de alojamiento en el casco urbano, como tampoco de restauración.
Es necesario salir a la ruta, a la carretera del Atlántico, para poder disfrutar de unas instalaciones suficientemente acondicionadas. Aun así, no pases de largo. Haz una visita a San Agustín Acasaguastlán. No te defraudará.
Tienen toda la razón, pueblo bello y apacible, con sus amanecer y atardecer espléndidos
Cierto, Byron. Quizás le falta ponerse un poco más en valor, promocionarse. Saludos
Creo que San Agustín tiene potencial turístico, pero hay que mejorar o rescatar algunas cosas. El río Lato o Hato siempre pensé que podría ser mejor que Pasabien o Barranco Colorado, pero primero lo contaminamos y su caudal ha disminuído drásticamente, su rescate sería una tarea titánica. Las Ruinas de Guaytán también se pueden mejorar. Desde hace tiempo hay en mi cabeza la construcción de un teleférico hasta la parte alta de la montaña, sería una verdadera atracción turística apreciar desde lo alto la belleza forestal y el río serpenteando. Un periodista llamó alguna vez el recorrido del río Hato La Serpiente Emplumada. Ideas de Locos, a lo mejor. Saludos y gracias por hablar bien de este rinconcito de oriente.
Hola Rolando, gracias a ti por darnos tu opinión y por tus deseos de mejora para San Agustín Acasaguastlán. Saludos