La Fiesta de la Independencia está muy enraizada en el pueblo guatemalteco. Niños y niñas empieza a sumarse a esta celebración en las escuelas en su primera etapa de párvulos y continuarán la tradición en los siguientes ciclos educativos.
Hay todo un fervor nacional en torno a esta conmemoración, que celebra la Carta de Soberanía alcanzada por Guatemala en 1821. Por lo tanto, dentro de 2 años se festejarán los 200 años de independencia del país centroamericano.
Ilusión sin límites
La fiesta da amplio margen a la imaginación a la hora de programar los actos. Unos pueden ser más lujosos que otros y los protagonistas mayores o más pequeños, pero en ilusión no hay diferencia y la implicación es plena de alumnos, alumnas, maestros y maestras y las familias. Estas tienen que aportar el material para la vestimenta, la cual, por lo general, se confecciona en la escuela en los días previos.
Gran éxito
La «escuelita» (así dicen ellos cariñosamente) de párvulos de Magdalena tuvo también su celebración de la Fiesta de la Independencia, como cualquier otro centro educativo del país y como las escuelas de las principales ciudades.
Las elaboraciones de vestimenta y ornamentos, así como los ensayos de las actividades, ocupan las jornadas previas y van creando un ambiente muy festivo que se adelante en varias fechas al día propio de la celebración.
El éxito de la actividad fue total, con coreografías en grupo e individuales, y diversas caracterizaciones, incluida la de la flor monja blanca, que crece a más de 1500 metros de altitud en las montañas de Guatemala y del algún otro país de Centroamérica.
Al final, el jurado, en el que participaba Leslie Vargas, nuestra colaboradora en InfantiaN, calificó las actuaciones y premio las mejores.